La Ría baja de Galicia
Corcubión da nombre junto con Cee a la que es considerada por algunos autores como la primera Ría Baja, cerrada en la imagen septentrional por la península de Finisterre; por otros autores como la primera de las Altas y por los eclécticos como la Ría de Transición. De hecho es una ría de la Costa de la Muerte, el refugio más occidental de España y la única de las rías Gallegas orientada hacia el sur. Un acercamiento a las costumbres y quehaceres diarios de este bello trozo de Galicia, con gran devoción a la Semana Santa.
Finisterre tierra de leyendas
La población mas interesante es Finisterre o Finisterra sin lugar a dudas, tanto por su aspecto actual como por las innumerables leyendas que posee de diferentes épocas y religiones, así el erudito Bernardo Trillo que habita por esas tierras ya ha editado algún que otro libro relatando estas interesantes historias.
Finisterre es un típico pueblo marinero de 3.000 habitantes con un puerto muy abrigado. Si paseamos por la línea del mar que pertenece al puerto podemos ver la vida cotidiana de los pescadores haciendo redes, reparando barcas o haciéndose a la mar. Si continuamos un poco más encontraremos el Castillo de San Carlos, construcción defensiva del S. XVIII que se encuentra al borde de la costa y que en la actualidad se utiliza para fines culturales.
Un poco mas allá en la carretera que lleva al faro tenemos la iglesia de Santa María das Áreas de estilo gótico tardío muy del gusto marinero pero con abundantes elementos románicos, en el interior se conserva un sepulcro del S XV y la capilla del Sto. de Finisterre. La romería del Sto. Cristo de Finisterre se celebra en Semana Santa; comienza el Jueves con la representación de la última cena dentro de la iglesia, el Viernes Santo por la mañana se celebra la procesión de Cristo con la Cruz a cuestas camino del Calvario, por la tarde el Descendimiento es representado en la misma iglesia seguido de una procesión.
Por ultimo y de mayor interés es la representación al aire libre de la Resurrección, con la intervención de los habitantes de la villa y que termina con la danza marinera das Áreas, de inciertos orígenes que algunos historiadores remontan hasta el S.XI, interpretada por 12 mozas con el traje clásico de la comarca.
La tierra del fin del mundo
Continuando la carretera que sale del pueblo llegamos al faro, la panorámica desde éste, colgado a 130 metros desde el mar es imponente, si se tiene ocasión de contemplar una puesta de sol es un espectáculo mágico. Con sensatez decía el viajero George Borrow: “No sin razón, los latinos dieron a aquellos parajes el nombre de Finis Terrae (fin del mundo). Nos encontramos en un sitio exactamente igual a como en mi infancia había yo imaginado la conclusión del mundo, más allá de la que sólo había un mar borrascoso, o el abismo o el caos. Tenía ante mis ojos un océano inmenso, y a mis pies la dilatada e irregular línea de la costa, alta y escarpada. Con seguridad, no hay en el mundo costa más abrupta que la costa gallega”
Imagen: JA