Cascada del Salto Angel de Venezuela

El Santo Angel de Venezuela es un lugar turístico situado en la gran sabana venezolana, un territorio tan fascinante como de excepcional flora y fauna. Es un mundo de tepuyes, las montañas más antiguas del planeta con unos 3.000 millones de años de antigüedad. Ya existían estas montañas con cima aplanada cuando las placas continentales de América y África todavía estaban unidas. Los cien tepuyes que existen están declarados Monumentos Naturales y su mayoría se encuentran dentro del quinto parque nacional más grande del mundo: el Parque Nacional Canaima.

Canaima se encuentra dentro del Estado Bolívar, el más extenso del país sudamericano y linda al sur con Brasil, ocupando la friolera de 3.000.000 de hectáreas.

Los tepuyes Roraima o Auyán, suenan con fuerza en los últimos años entre los amantes de paisajes puros, impresionantes, auténticos. Conocidos desde hace tiempo gracias a la célebre novela El Mundo Perdido de Arthur Conan Doyle, estas montañas sagradas para los indígenas pemones -los habitantes del Parque Nacional-, son un auténtico paraíso botánico y faunístico además de geológico, con especies y formaciones que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra.

También son conocidos por albergar, en este mundo de selva, sabana y agua, uno de los rincones más sublimes de cuantos existen en la naturaleza mundial: el Salto Angel (Terepekupay merú). Con sus casi 1.000 metros de caída libre de agua es la cascada más alta del planeta.

Historia del Santo Angel


Aunque el verdadero descubridor del Salto Angel es en realidad un español, el militar Félix Cardona –quien lo avistó por primera vez en 1927, su nombre le fue dado en honor a Jimmy Angel, un norteamericano que lo sobrevoló para tratar de estimar su altura y adquirió gran renombre tras el accidente en el aterrizaje sobre la cumbre del Auyán Tepui en 1935, desde donde se precipita el salto, cuando trataba de encontrar oro en esta cima. Jimmy Angel vivió para contarlo y fue en 1949 cuando una Expedición de la National Geographic Society fijó su altura oficial en 979 metros

Hoy en día, sin tener que jugarse el tipo como Jimy Angel, es posible observar el inmenso salto bien desde el aire (en avionetas turísticas que ofrecen el espectáculo de sobrevolarlo junto al Auyán y al Cañón del Diablo) o bien, como nosotros recomendamos, remontando el río Carrao desde la Laguna de Canaima y navegando hasta la propia base de la cascada.

La Laguna de Canaima es ya de entrada un verdadero espectáculo de agua repleto de cascadas (salto Sapo, Sapillo, Hacha, Golondrina, Ara, etc.) de gran vistosidad y caudal. Desde el puerto Ucaima parten las curiaras (embarcaciones locales de madera) que ofrecen el servicio y que irán remontando el río Carrao hasta superar isla Orquídea (2 horas) para después tomar el río Churún y adentrarse en el Cañón del Diablo. 3 horas más de navegación por el Churún nos llevan tras superar diferentes rápidos hasta la isla Ratón.

Para sortear los pimeros rápidos que encontraremos nada más salir, será necesario bajarse de la embarcación y caminar 25 minutos por un camino de tierra entre la Sabana. Una vez en Isla Ratón, es preciso desembarcar en este campamento de isla Ratón y caminar 30 minutos selva arriba hasta llegar al mirador que nos pone ante el mayor espectáculo acuático en forma de cascada de cuantos ojos han contemplado nunca.

Es posible continuar cinco miutos más la caminata y llegar hasta las gélidas aguas de la poza que se encuentra en la base, donde nos podemos dar un baño antes de regresar a las rojizas y limpias aguas del Churún.

Crédito imágenes: Erik Cleves Kristensen

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